21 septiembre, 2010

Conciencia de clase, 2ª parte

El piso era grande, tendría unos 120 m cuadrados, con dos alas diferenciadas y un enorme pasillo conector. El mobiliario era lujoso, pomposo y lleno de detalles de ornamentación que hablaban de viajes por todo el mundo. Jarrones, porcelanas, cuadros, esculturas de todos los países y de todos los formatos que parecían agolpados sin orden ni sentido alguno. Todo algo caótico, recargado y con poco gusto. Recuerdo que pensé: "Esta gente tiene muchos objetos caros, pero muy poco gusto a la hora de decorar una casa..que pésimo gusto!!".

Me llamó la atención una salita cuadrada, muy oscura, casi lúgubre, donde había una interesante biblioteca. En las paredes había colgados cuadros con todas las titulaciones, masters, congresos de medicina y simposiums posibles. Parecía un cuarto para impresionar a las visitas y demostrarles el importante nivel cultural de aquella casa.
El Sr. Piferrer me sorprendió chafardeando los sesudos manuales de medicina.
-T'agrada la medicina? Ja m'ha dit la Mónica que penses estudiar Biologia. Ella, no se si ho saps, només estudiarà aquest any 1er de biologia com a curs pont per estudiar medicina. Volem que sigui metge com la seva mare i un servidor. La nostra familia està molt vinculada al món de la medicina..... Són els teus pares biòlegs?
- No, no señor. Lo mio es vocacional, pero no tengo antecedentes en la familia. Mi hermana ha terminado ahora magisterio y será maestra de escuela. No quise darle la oportunidad de que me humillara así que le omití deliberadamente que mi padre trabajaba en una fábrica siderúrgica en la Zona Franca y mi madre era "ama de casa". No señor, no pensaba darle la oportunidad de una humillación semejante.
El Sr. Piferrer me clavó la mirada inquisidora con malicia porque se dió perfecta cuenta que esquivaba el tema de los estudios u oficios de mis padres.
En ese preciso momento hizo su aparición la Sra. Piferrer y me sentí ciertamente aliviado.
El Sr. Piferrer salió a recibirla y se dieron un beso en la mejilla de una sorprendente frialdad. Me la presentó de forma casi autómatica y acto seguido presencié la escena social más insólita que jamás haya visto en mi vida.
- Tenim 5' per poder parlar una mica abans de dinar, després m'hauré d'anar de seguida. Passa a la sala.
Los Sres. Piferrer entraron a la oscura sala de lectura y se sentaron en un horrendo sofá con tapicería de color verde botella. Se sentaron tangencialmente uno respecto al otro, manteniendo un absurdo ángulo y una distancia prudencial casi esquivando las miradas y comenzaron a platicar entre ellos.
Hablaban de cómo les había ido la jornada y de qué tenían previsto hacer ambos esa misma tarde, pero la conversación era tan protocolaria y tan vacía de vida o cualquier atisbo de afecitvidad que parecían dos colegas médicos hablando de asuntos laborales. Cualquier parecido con una conversación entre una pareja era pura coincidencia. Por surrealista que parezca yo permanecía en la sala presenciando toda esa fantochada ya que el Sr. Piferrer me dijo expresamente que siguiese admirando su biblioteca. En un momento dado ya no pude soportar por más tiempo tanta vergüenza ajena y me ausenté nervioso, con un arqueo de cejas.

La comida fue totalmente decepcionante. De primero había macarrones y ya no recuerdo nada más de un menú que se me atragantó desde la primera cucharada. Los macarrones en honor a la verdad estaban muy buenos. Nadie decía nada mientras Lucrecía servía con una humildad infinita todos los platos. Nadie la miraba ni interaccionaba con ella. Yo si que la miraba. Me parecía muy guapa y me daba mucha pena que estuviera sirviendo a esa arrogante familia.
Recuerdo que cuando acabé el primer plato no puede contenerme y dije con voz potente y decidida:
- La felicito Lucrecia, los macarrones estaban buenísimos !!
Todos me miraron con asombro y una expresión de incredulidad por mi cumplido a la sirvienta y reanudaron sus conversaciones pueriles.
Y entonces, el sorprendente Sr. Piferrer hizo algo insólito, se levantó y vino con una carta de un amigo de la familia.
- Mireu que tinc aquí, ens ha escrit Mr. Smith, es veu que ha estat a Escòcia, us ho vaig a llegir perquè el vell Smith és realment un home divertit escrivint cartes.
Acto seguido, comenzo a leer en voz alta haciendo todo tipo de aspavientos, inflexiones de voz y riéndose como muy divertido.....Pero el hijoputa se puso a leer en inglés!! Como si todo el mundo entendiera lo que decía!! Entonces miré perplejo a mi alrededor...Mónica entendía perfectamente el inglés y reía divertida con las ocurrencias del Sr. Smith; la Sra. Piferrer también sonreía complacida, incluso la pequeña Carla de 13 años parecía entender todo lo que decía su padre......Todos menos yo y Lucrecia que naturalmente no nos enterábamos de nada y poníamos cara de poker.
No daba crédito, toda la familia Piferrer sabía inglés, vale muy bien! Pero era necesario leer en inglés y en la mesa esa carta!! Que pretendían, lo hacían como algo normal -hubiese o no invitados - o estaban intentando enviarme algún mensaje? Era la forma que tenía el Sr. Piferrer de decirme que su hija Mónica no era de mi clase???, que no tenía nada que hacer con ella???
Nunca sabré si hubo mala intención en esa actuación tan increíble del Sr. Piferrer, pero fuese como fuese ese hombre consiguió que me sintiese realmente mal y que me fuese de aquella casa con auténtico mal sabor de boca.
Cuando salí
de aquella casa y me dispuse a coger los FFCC creo que por primera vez en mi vida tomé conciencia de la clase social a la que pertenecía, de las diferencias de clases.
Volví a mi barrio de toda la vida y tuve por primeva vez orgullo de barrio, de identificación con mi gente, con los valores que me habían inculcado mis padres. Por primera vez fuí consciente de que existían realidades sociales muy diferentes a la mía sin necesidad de salir de mi ciudad. En Sarrià-Sant Gervasi, Les Tres Torres, Les Corts, etc.... vivía una gente con la que no me identificaba en absoluto, una gente a la que no podía considerar paisanos míos. Mis paisanos, mi gente, están en Nou Barris, en Sant Andreu, en Horta-Guinardó, pero no en Sarrià o en Les Corts, no allí en la Barcelona burguesa!!
Mónica aprobó aquel año todas las asignaturas y se desvinculó de la Facultad de Biología. Seguramente estudió con éxito Medicina para mayor gloria de la familia Piferrer y se convirtió en una Señorona con chacha propia.

PD: El Garrulo de Nou Barris ( a mucha honra).

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