15 octubre, 2008

Almería y los granizados de Huércal-Overa


Almería también existe! Tiene las alpujarras, quizás no tan famosas como las granaínas pero igualmente impresionantes....compite con Granaá por la excelencia de sus tapas, insuperables en tema de pescaítos, y es famosa por sus desiertos y uno de los parajes más singulares de la costa mediterránea: el Cabo de Gata, sus salinas, las playas semivírgenes (ya no queda nada virgen en el Mediterráneo) y el mágico faro del cabo.
Si a eso le añadimos un puñado de pueblecitos pintorescos tanto en la costa como en el interior dignos de ser visitados parece que hay suficientes motivos para dejarse caer por estas tierras.
Nosotros lo hicimos en la primera quincena de agosto y la verdad es que no nos arrepentimos para nada.
Mis primeros recuerdos de Almería datan de los años 70 cuando hacíamos aquellos interminables viajes desde Barcelona hasta Vélez-Málaga y Torre del Mar pasando por las costas almerienses. En aquellos años las costas de almería si que eran vírgenes y sus zonas desérticas no interesaban a nadie. La carretera que reseguía la costa era del todo infame, con unas curvas que hacían regurgitar a cualquier hijo de vecino...... calor insoportable, curvas endemoniadas y el ocho y medio - Seat 850 normal de la época - lidiando contra todos los elementos. No solíamos hacer el viaje de una tirada y hacíamos noche o bien en tierras murcianas (Murcia, Lorca, Totana, etc) o bien en Almería (Huércal-Overa por ejemplo).
Solemos hacer asociaciones en función de nuestras propias vivencias.....mis primeros recuerdos de la ciudad de Murcia son de uno de esos viajes de los años 70:

"una pensión barata donde pasamos la noche y tremebundas cucarachas que salían por el orificio de la bañera mientras mi hermana gritaba como una histérica sin cesar.... "
Eso hizo que durante buena parte de mi vida asociara Murcia con suciedad y cutredad. Hasta que el año pasado redescubrí la ciudad de Murcia y me dí cuenta que aquello era sólo un recuerdo repugnante alojado en alguna zona de mi cerebro y así borré para siempre las connotaciones negativas de Murcia, las cucarachas y los murcianos.
De Almería siempre recordaré ese calor opresivo, la carretera de la costa y sus curvas interminables y los granizados de limón de Huércal-Overa. Recuerdo que uno de los años que paramos en ese pueblecito tomamos unos granizados que a nosotros nos parecieron los mejores que habíamos probado nunca...desde entonces se convirtió en una tradición beber un buen granizado de limón siempre que pasábamos por Huércal-Overa.

Nuevas asociaciones....Huércal-Overa y sus granizados de limón.

Desde aquellos lejanos viajes en coche de los años 70 y principios de los 80, Almería me sugería una tierra de paso, donde su clima subdesértico no invitaba a detenerse apenas y mucho menos durante los calores estivales.....

Creo que fué en la década de los años 80 cuando en uno de esos veranos que viajamos a Málaga nos llevamos una agradable sorpresa. Nos detuvimos en tierras almerienses para visitar el pueblecito de unos vecinos de Barcelona. El pueblo se denomina Gérgal y su estampa me impresionó tanto que también se quedó grabada a modo de "asociación": desierto y oasis.

Existen multitud de parajes almerienses que se corresponden con esa idílica imagen de Gérgal....desierto y, de repente, un oasis verde, un vergel en el que florece la vida y donde se asienta inevitablemente algún pueblecito almeriense. Pasa en el desierto de Tabernas, en Gérgal, en numerosos puntos de las Alpujarras y en muchos otros puntos de la geografía almeriense. Los alemanes lo descubrieron ya hace tiempo y se dedican a recorrer esos desiertos de cabo a rabo como no lo hace ningún turista español (gente sorprendente la teutona).

Volví a Almería, ahora en la década de los años 90 y acompañado de Silvia, para descubrir el Cabo de Gata y las playas de Carboneras, Las Negras, Los Genoveses, El Cónsul y muchas más........ Desde entonces nunca más he asociado Almería únicamente con desiertos y calor.... Almería es mucho más.

Este pasado mes de agosto descansamos en las playas de Vera, a escasos kilómetros de Mójacar. Apartamentos familiares (de familias españolas, apenas guiris); paseos marítimos interminables; magníficas tapas de pescaítos en La Garrucha y Villaricos y mucha tranquilidad y relajo.
Lo que se dice unas vacaciones familiares, de piscinita, playica y helados......

Cada día cuando nos dirigíamos a la playa cargados de flotadores; piscina inflable; kit de las dos Telerinas; sombrilla y sillica playera; protectores solares; viandas (patatas fritas,refrescos, zumos varios, etc..)......o séase, cargados como mulas...no podía evitar recordar aquello que pensaba de niño cuando iba con mis padres a la playa y los veía como unos "pringaos" que hacían todo tipo de sacrificios por sus retoños: "yo nunca tendré hijos, vaya palo esto de ir en plan familiar y tal, que rolllazo, la cantidad de sacrificios y penosidades por las que tienen que pasar los papis del mundo mundial".

Je, je, y aquí estamos, hemos acabado cayendo en todos los tópicos, haciendo lo que todo el mundo hace y pasando por las mismas o parecidas peripecias y malabarismos por los que pasaron nuestros padres en su época.
La historia es cíclica y todo es cuestión de tiempo; al final se acaban haciendo las mismas cosas. Eso sí, las carreteras han mejorado una pasada; ya no nos movemos en incómodos "Ochos y medio", sino en flamantes Toyotas Rav4 y ya tenemos pañales de "usar y tirar". Algo se ha ganado!!

Por cierto, el 75 % del acervo genético andaluz de las dos telerinas se puso de manifiesto a la hora de comer chanquetes y camarones.... que joías!! Cómo le daban al pescaíto las niñas!



En eso y en las macrosiestas que se pegaban las chiquillas después de la piscinica y la playa.

Que ricas siestas!!

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