Nuestra idílica estancia, breve y melosa, en la Provence francese nos ha dejado interesantes secuelas. La más evidente en mi atormentada mente ansiosa es la de dar a nuestro jardín un delicioso toque provenzal (que yo entiendo como afinar los detalles y buscar un equilibrio entre los colores, los aromas y las formas de nuestros seres mágicos - animados y no animados - en el jardín).
Cuando observas un jardín provenzal sientes de inmediato la armonía y el equilibrio que destilan todos sus componentes (vegetales y minerales principalmente).
Es esa sensación de que todo está en su sitio y lo que no está se encuentra en tránsito hacia su estado ideal, pero divinamente descolocado, jajajaja.
Rocas, piedras, plantas varias, flores y más flores, leños, maceteros.......Todo te sugiere, todo te susurra al oído, todo te acaricia o te roza levemente.
Esa sutileza es la que busco para mi / nuestro Jardín. Nunca será un auténtico "Jardin provenzal", of course. Siempre tendrá ese entrañable toque hispano que se caracteriza por la improvisación, el amontonamiento más o menos caótico y la eterna sensación de provisionalidad....Es inútil pretender ser tan refinado como los franceses - eso es perder el tiempo -, pero es inteligente copiar algunas cositas buenas y darles luego el toque personal de cada uno. Se trata de tamizar las esencias que hemos descubierto en nuestro viaje por las Galias mediterráneas.
Como muestra, eah.....
Junio del 2013, La Fosca (Palamós).
Este es un espacio de reflexiones personales, de elucubraciones varias y, por supuesto, de opinión. Algo así como una especie de cuaderno de bitácora o diario de a a bordo. Bienvenidos a "Can Jaraina", estáis en vuestra casa.
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