Desde la segunda quinzena de febrero que ya florecieron los almendros y con ellos numerosos árboles de la familia de las rosáceas. Las campiñas se salpicaron con tonos rosáceos y blancos en un santiamén.
Poquito a poco le fueron acompañando una cohorte de flores silvestres en cunetas, veredas de caminos y márgenes de paratas y terrazas. Ya entrado marzo han explosionado los "jaramagos" - amarillos y blancos- y recientemente irrumpieron en escena las "mimosas", cuyos racimos florales hieren a la vista con ese amarillo cegador.
Las plantas que entran en flor nos confirman que los días son ya más largos y la primavera brota con fuerza, sin remisión... Sin apenas tiempo para la transición.... Todo surge sin prólogos ni preámbulos, la naturaleza no entiende de esas sutilezes y se abandona a una orgía de colores y fragancias que pronto nos "emborracharán" a los que continuamente estamos en el campo (que no me pase nada esta primavera; "forestal" alérgico al pólen de gramíneas y olivos, infeliz "guarda forestal urbanita"!!).
Mientras las flores nos "hablan" a su manera, las aves nos "cantan" los secretos de los ardores primaverales... sólo hay que saber escucharlas y antender a sus señales. Los "chamarines" se posan en lo más alto de las copas de los árboles y cantan con esos versos tan machacones, esos "chirridos" monótonos que no son precisamente melodiosos al contrario que el canto del mirlo o del petirrojo. Aletean de forma temblorosa y se lanzan a un vuelo anárquico, casi en cámara lenta, batiendo las alas de forma ostentosa y sin parar de cantar en todo momento. Ese es su "vuelo nupcial" para convencer a la hembra de sus "posibles" (ay, dura vida la de los machos de tantas especies!!).
Muchas aves se ven acarreando material para el nido. Desde los vulgares pardales, a los mirlos que hacen unos nidos pluscuamperfectos y a los cabezones y poderosos cuervos...negros y siempre misteriosos a los ojos humanos, pero igual de tiernos y celosos cuando se trata de criar a su prole. El otro día aparecieron delante nuestro una de las parejas "dels Cingles del Bertí" portando abundantes ramitas en sus enormes picos. Llevaban tanto material que sus bocazas parecian desconyuntarse por momentos.
También asistimos, de vez en cuando, a las escaramuzas territoriales entre vecinos. Los cuervos, de natural belicosos, se suelen pelear ruidosamente con las rapaces. El halcón peregrino que anida en las paredes cercanas al "coll de Can tripeta" suele ser incordiado por los "chicos malos del frack".... pero lejos de "amilanarse" se enfrenta a ellos con virajes, picados y acrobacias que sólo él, el príncipe de los riscos, es capaz de realizar. Sin embargo, la perseverancia de los cuervos y su estrategia cooperante les hace triunfar casi siempre en esas batallitas aéreas (siempre se ayudan en parejas y si la cosa se pone fea aparecen, no se sabe de dónde, más y más cuervos de todos los rincones).
Arribaron ya las enormes y bellísimas águilas culebreras que suelen llegar en esta primera quinzena de marzo (la primera de este año la detectamos el pasado 08/03 en "els Cingles del Bertí"). También los vencejos reales surcan ya los cielos en busca del "pláncton aéreo"; ellos son la avanzadilla del "ejército de vencejos" que desde marzo no paran de volar y "gritar" en el aire (única avecilla ibérica que yo sepa que jamás "duerme" en sentido estricto y no se posa, salvo accidente, en tierra bajo ningún concepto)... vuelan y vuelan sin parar.... son "els falciots" a los que cantaba ya el Serrat "hippy" de los 60-70.
También llegaron las primeras abubillas, el ave del Rey Salomón, bellísima ave africana que compite con los cucos en coros polifónicos en nuestros campos (los cucos también son "afros" por si no lo sabíais!!). Las primeras las vimos el otro día en el Baix Empordà, en "les Basses d'en Coll" (Aiguamolls del Baix Empordà).... si llegaron allá, ya están aquí con nosotros en el Vallès aunque no las hayamos escuchado todavía.
Poquito a poco, van llegando nuestras aves africanas y a uno se le ocurre que igual que hemos inventado una expresión para referirnos a las "oleadas" de emigrantes africanos que llegan en pateras a nuestras costas ("los espaldas mojadas", hermosa y siniestra expresión a la vez); deberíamos tener una expresión igual de certera y sugestiva para las miles de aves que inundan, por primavera, nuestros campos y nuestros bosques .
Se aceptan sugerencias a ver si entre todos somos capaces de bautizar a nuestras aves africanas que vienen a criar aquí, pasan con nosotros la primavera y el veranito y se marchan para pasar la otoñada y el crudo invierno en latitudes más tropicales. Venga, espero vuestros comentarios, poetas!!
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