Muy cerca de la población de Molins de Rei, en el "vessant del Baix Llobregat" de la frondosa Sierra de Collserola, hay un lugar realmente acogedor...El Salt de la Rierada, un modesto salto de agua coquetón y recogido en un paraje boscoso y umbrío.
Si vienes desde Barcelona lo suyo es acceder a través de la carretera de "El Papiol - Molins de Rei" que atraviesa el paraje de la pedrera de Santa Creu d'Olorda (zona recreativa) y una de las escasas zonas con viñedos en toda la sierra, Can Calopa de Dalt, donde unos buenos vinicultores se han empeñado en hacer un buen vino en el corazón mismo de la sierra.
Cuando llegas a la altura de una zona residencial, una especie de urbanización forestal llamada Sant Bartomeu de la Quadra, debes coger los desvios señalizados. Si te diriges a Can Castellvi (donde se puede comer en un restaurant bastante digno) puedes acceder a través de una explanada junto a la misma urbanización. Si en cambio te diriges hacia el pueblo de Molins, debes conocer muy bien el acceso ya que no está indicado.
La Rierada constituye el único curso de agua permanente de toda la sierra, dominada por riachuelos y arroyos estacionales que la mayor parte del año están secos y sólo mantienen algunos regatos y pequeñas zonas encharcadas en las zonas más umbrías y angostas.
La Rierada es un riachuelo que desguaza sus aguas al rio Llobregat. Recientemente una buena parte de su curso, a caballo ente los municipios de Barcelona y de Sant Cugat, ha sido declarado "reserva natural parcial" para protegerla más eficazmente y poder gestionar sus valores como se merecen.
Cuando descubrí este singular paraje, a principios de los años 90, me quedé ensimismado y realmente asombrado de que un rincón así pudiese sobrevivir a tan escasos kilómetros de poblaciones como Sant Cugat del Vallès, Molins de Rei o la mismísima Barcelona!!
Collserola tiene estos guiños tan singulares, pequeñas bocanadas de aire fresco y puro, pequeñas alegrías vegetales y acuáticas...sólo son retazos, por supuesto, de lo que algún día fue esta sierra, pero es admirable que todavía subsistan!!
Gracias por existir Collserola, gracias en nombre de toda la familia Telerina, especialmente agradecidas están Jara y Marina, pequeños duendecillos silvícolas mágicos.
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