El otro día estuvimos en el Delta para relajarnos con las aves acuáticas de las marismas..... Hay pocas cosas tan relajantes como pasar una mañanita soleada viendo el ir y devenir de los patos (que farfullan y refunfuñan continuamente "por lo bajini"); los chapoteos, zambullidas y aleteos de cormoranes, gaviotas y otros bichejos sospechosos de ser portadores del virus de la gripe aviar.
Da igual que hayas tenido una jornada laboral estresante, que tengas mil problemas que te ronden la cabezota, porque al poco de estar allí escuchando las "risotadas" de los zampullines, el ronroneo de las cercetas y los silbones y las voces voncigleras de las gaviotas.... como por arte de magia entras en un estado de somnolencia y felicidad en el que no se sabe donde está la vigilia o el sueño.......
Ya han llegado los primeros "combatientes", belicosos entre ellos y con aquellos que osen acercase demasiado. El primer archibebe oscuro y un andarríos grande también los anoté en el cuaderno de campo como primeros limícolas de paso en los movimientos migratorios (paso prenupcial).
Los cormoranes grandes ya comienzan a presentar la muda nupcial, con sus enormes cabezas "harinadas" y los manchones blancos en los calzones.
Jara, la pobrecilla, estaba ajena a todas las pinceladas ornitológicas que yo iba saboreando lentamente.... en cuanto empezó a escuchar el ronroneo de los patos cayó bajo el hechizo de los palmípedos y quedóse dormida profundamente bajo el sol invernal del Delta.
Esta pobre criatura cuando empiece a hablar dirá de un tirón: "Papá, no se te ocurra llevarme otra vez a ver más patos, me aburro un montón!!".
Jarita está preciosa ¡y enorme!
ResponderEliminar¡Cómo abulta la niña, porteada por su madre!